


Hoy en Distopía estaremos hablando sobre
"El mago del cine" Georges Méliès.
Ilusionista y cineasta francés ideó y desarrolló
numerosos elementos técnicos y narrativos utilizados en los inicios de la
cinematografía. Conocido por sus efectos especiales, derivados de su carrera
como ilusionista y por su producción referenciada multitud de veces en la
cultura popular: Viaje a la luna (1902).
"Apenas descubrió el invento de los
hermanos Lumière, Méliès se convirtió en un hombre orquesta del cine; al mismo
tiempo inventor, productor, empresario, director, guionista, decorador,
operador, montador y actor.
Georges Méliès fue un ilusionista y cineasta
francés famoso por liderar muchos desarrollos técnicos y narrativos en los
albores de la cinematografía. Méliès, un prolífico innovador en el uso de
efectos especiales, descubrió accidentalmente el stop trick en 1896 y fue uno
de los primeros cineastas en utilizar múltiples exposiciones, la fotografía en
lapso de tiempo, las disoluciones de imágenes y los fotogramas coloreados a
mano. Gracias a su habilidad para manipular y transformar la realidad a través
de la cinematografía, Méliès es recordado como un «mago del cine». Dos de sus
películas más famosas, Viaje a la Luna (1902) y El viaje imposible (1904),
narran viajes extraños, surreales y fantásticos inspirados por Julio Verne y
están consideradas entre las películas más importantes e influyentes del cine
de ciencia ficción. Méliès fue también un pionero del cine de terror con su
película Le Manoir du Diable (1896).
Desde 1946 el premio Méliès otorga anualmente el
reconocimiento a la mejor película francesa.
Georges Méliès nació el 8 de diciembre de 1861 en
el boulevard Saint-Martin de París. Su padre era un conocido empresario del
calzado parisino. Desde pequeño mostró interés y habilidad en el dibujo. Sus
padres le enviaron a Londres para aprender inglés, donde cambió su vida, pues
conoció al célebre ilusionista Maskelyne durante sus representaciones de magia
en el Egyptian Hall.
Más tarde regresó a París, y a pesar de sus
intenciones de ingresar en la Escuela de Bellas Artes, fue obligado por su
familia a participar en el negocio del calzado. Se encargó de la reparación y
el perfeccionamiento tecnológico de esta industria, aprendió a reparar máquinas
y mejoró sus habilidades mecánicas, algo que le fue muy útil en el futuro.
Cuando su padre se retiró del negocio, Méliès se negó a continuar con el mismo,
utilizando su parte de la herencia paterna y la dote de su esposa, para comprar
en 1888 el teatro Robert Houdin, del que era asiduo visitante, en donde
ejercitaba sus habilidades como ilusionista.
En 1888 compró el teatro Robert Houdin con parte de
la herencia paterna y con la dote de su esposa, Eugénie Génin. Siempre había
profesado una gran admiración por Houdin, al que conoció en persona. En el
teatro Robert Houdin dio rienda suelta a su desbordante imaginación. Cada noche
preparaba espectáculos de ilusionismo que hacía soñar a grandes y pequeños. Los
trucos de magia, la mayoría creados por él, y las actuaciones teatrales las
alternaba con proyecciones de linterna mágica y de sombras chinescas. En 1895
era ya un prestidigitador de reconocido prestigio. Mientras tanto, combinó sus
labores de director del teatro con las de reportero y dibujante en el periódico
satírico La Griffe, donde un primo suyo era redactor jefe.
El 28 de diciembre de 1895 Méliès, dio un nuevo
giro a su vida cuando asistió invitado por los Lumière a la primera
representación del Cinematógrafo. Méliès quedó impresionado y su inagotable
mente le dio inmediatamente ideas. Sin perder tiempo, al acabar la función se
dirigió al padre de Louis y Auguste y le preguntó por el precio del aparato.
Antoine Lumière, con poca visión comercial, le dijo que aquel invento tenía
pocas posibilidades de ser un éxito. «Esta invención no tiene futuro», le dijo.
Ante la negativa, acabó comprando el aparato de
otro inventor, Robert William Paul, y en abril de 1896 empezó a realizar
proyecciones en su teatro. Su deseo por crear sus propias películas le llevó a
transformar el artilugio de Paul en una cámara con la que rodó su primer filme
Partida de naipes. El 5 de abril de 1896 proyectó las primeras películas en su
teatro Robert Houdin; eran pequeñas escenas al aire libre, documentales
similares a las de los hermanos Lumière. Su estilo evolucionó rápidamente
buscando crear películas parecidas a sus espectáculos de ilusionismo.
Construyó unos estudios en los alrededores de París
y se volcó en la producción y dirección de películas. Entre 1899 y 1912 realizó
cerca de cuatrocientos filmes, en su mayoría comedias de tono burlesco y
desenfadado, entre las que destacan Cleopatra (1899), Cristo andando sobre las
aguas (1899), El hombre de la cabeza de goma (1901), la célebre Viaje a la Luna
(1902), El viaje a través de lo imposible (1904) y Hamlet (1908)
Méliès intentó distribuir comercialmente Viaje a la
Luna en Estados Unidos. Técnicos que trabajaban para Thomas Alva Edison
lograron hacer copias de la película y las distribuyeron por toda Norteamérica.
A pesar de que fue un éxito, Méliès nunca recibió dinero por su explotación. El
monopolio de la industria cinematográfica (Edison en Estados Unidos y Pathé en
Francia), junto con la llegada de la Primera Guerra Mundial, afectaron a su
negocio, que fue declinando sin remedio. La producción masiva de Pathé y
Gaumont complicó la competencia. El cineasta empezó a compartir cartel con
Ferdinand Zecca, Louis Feuillade, el español Segundo de Chomón o David W.
Griffith en Estados Unidos. Y por mucho que Pathé le ayudara en la producción
de sus últimos trabajos, la taquilla no hizo su parte.
Para subsistir, Méliès se vio obligado a trabajar
para Pathé y Edison. Firmó un contrato en el que se comprometía a proporcionar
300 metros de película semanales a este último, lo que le forzaba a trabajar a
marchas forzadas. Como se demostraría al poco tiempo, Méliès no estaba hecho
para la producción en cadena. Al contrario que los Pathé o los Edison, él no
producía películas como si fuesen churros. Para colmo de males, las obras que
realizaba para Pathé sufrían amputaciones por parte de Ferdinand Zecca, el
operador con más autoridad dentro de la productora y del que se rumoreaba
sentía una gran envidia por Méliès. Empero, Zecca tiene el honor de ser el
primero en filmar una película dramática: Historia de un crimen, una fórmula
que trataría de imitar el genio parisino sin demasiado éxito tomando como
argumento sucesos de actualidad como el caso Dreyfus.
En 1913 se retiró de todo contacto con el cine,
tras arruinarse, obligado a vender sus propiedades, su estudio o sus muchos
autómatas, e incluso que, en un ataque de desesperación, con una cerilla, destruyera
una colección de 500 negativos.
De 1915 a 1923, Méliès montó numerosos espectáculos
en uno de sus dos estudios cinematográficos transformado en teatro. En 1923,
acosado por las deudas, tuvo que vender propiedades y abandonar Montreuil. Muy
a su pesar, Méliès dijo adiós al cine, pero siguió empeñado en continuar en el
mundo del espectáculo, que era lo que le insuflaba vida. Montó una pequeña
compañía de teatro junto con su yerno y su hija, pero fracasó una vez más. En
1925, cuando contaba sesenta y cuatro años, se casó en segundas nupcias con
Jeanne D?Alcy, su musa, la actriz a la que hacía desaparecer en Escamoteo de
una dama y a la que luego convertía en esqueleto. Casi no tenían donde caerse
muertos, pero ella acababa de heredar un quiosco de juguetes en la Estación de
Montparnasse. Era un buen lugar donde sentar la cabeza después de una vida de
lucha y sacrificio.
En la tienda de juguetes fue reconocido por Léon
Druhot, director de Ciné-Journal, que lo rescató del olvido. Aquel encuentro
casual supuso su redescubrimiento, que se culminó en la gala Méliès, celebrada
en 1929 en la sala Pleyel, donde pudieron proyectarse ocho de sus películas,
milagrosamente recuperadas.
Desde 1925 su obra fue redescubierta por la
vanguardia cinematográfica francesa, especialmente por los surrealistas, que
reivindicaron su figura hasta el punto de que Méliès fue reconocido con la
Legión de Honor en 1931 por toda su trayectoria.
Al cabo de tres años se retiró con Jehanne d?Alcy
?su esposa desde 1925? y su nieta. Murió en París el 21 de enero de 1938 en el
hospital Léopold Bellan. Sus restos descansan en el cementerio de
Père-Lachaise. En su lápida puede leerse: «Georges Méliès: creador del
espectáculo cinematográfico.»
- Humberto Caldera