Godzilla: the Reiwa era
(2016 - 2018)
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Diez años habían transcurrido desde el estreno de la ultima cinta producida por TOHO, y sólo dos desde el estreno del ‘remake’ americano, dirigido por Gareth Edwards. Nadie se imaginó que el estudio no sólo reviviría a su más icónica mascota, sino que también incursionaría en el mundo de la animación, de la mano de la plataforma ‘streaming’ más fuerte (en ese entonces), revitalizando una franquicia que se creía extinta, y desatando resultados, pues, mediocres. Shin Godzilla fue estrenada en el 2016, dirigida por el chico malo del anime en Japón, Hideaki Año, mejor conocido por ser el creador del popular anime, ‘Neon Genesis Evangelion’, en los 90s. A su lado, el crédito de la dirección sería compartido por Shinji Higuchi, responsable de dirigir las versiones ‘Live-action’ de Shingeki no kyojin (Attack on Titan), con resultados más que desfavorables para los fans. Una combinación de talentos extraña, pero lógica, tratándose de la más reciente reinterpretación del personaje, esta vez, yendo desde cero en una especie de ‘reboot’ global, borrando incluso la primera cinta, y reinventando tanto los orígenes, como las circunstancias con las que el guion haría funcionar la trama.
El primer cambio notorio para el personaje es su apariencia; antes de llegar a la forma promocionada en los cartelones, su diseño es diferente, asemejándose bastante a una lagartija en el cuerpo de en Estegosaurio, con ojos de ‘Cookie Monster’, lo que da un aspecto ridículo y bastante reminiscente a algunas criaturas de ‘mangas’ o ‘animes’ sobre monstruos. Un distintivo propio de la estética japonesa para las criaturas que estos suelen dibujar, y que aquí nos provoca bajar la guardia hasta cierto punto, solo que una vez que Godzilla comienza su transformación, es inevitable admirar la creatividad asignada al diseño y a la idea detrás de sus diferentes facetas y habilidades. El elemento más fuerte para la cinta es el tono; genuino horror al respetar el lado destructivo que Godzilla tuviese originalmente (especialmente durante la era Heisei), que aquí evoluciona hasta colindar con el estilo que Anno le diera a su afamado anime: una presentación genuinamente terrorífica y algo agresiva del concepto del ‘kaiju’, que es explorado continuamente conforme el grupo de protagonistas discuten en secuencias hiperactivas, la biología, orígenes y características de la bestia.
Así como en las cintas previas, Godzilla se aprecia como una fuerza de la naturaleza, pero es su aspecto tosco y deforme lo que le adjudica este titulo de “aberrante”, sobre todo al comenzar a demostrar el tipo de habilidades con las que erradicará a la armada japonesa, convirtiéndolo en un genuino monstruo como la franquicia no lo había mostrado anteriormente. El problema se presenta al momento de cambiar constantemente- entre transiciones- a los personajes humanos: científicos, políticos y militares, constantemente debatiendo y expresando lluvias de ideas de la misma forma en la que se esperaría de un anime. Es interesante ver la reacción de la gente ante una catástrofe de este tipo, pero las escenas con los personajes humanos, si bien, se sienten aceleradas, duran bastante, limitando bastante la presencia de esta nueva versión del Rey de los Monstruos.
Aún con todo y el drama humano constante, la cinta no está mal escrita, y hay suficientes escenas de los ciudadanos sufriendo las consecuencias del ataque como para nutrir la experiencia de ver una cinta de monstruos, sobre todo si se toma en cuenta la apariencia dada a esta nueva versión de Godzilla, casi asemejándose a un zombie, lo que lo catalogaría como la versión más aterradora del personaje, tal vez aún más que la versión vista en ‘Destoroyah’. Como reinvención, la película cumple, y se celebra que después de tanto tiempo, TOHO finalmente reutilizara al personaje, abriendo las pautas para una nueva serie, probablemente como continuación de esta cinta, aunque su objetivo desde un inicio parece sólo enfocarse en servir como ‘remake’ del monstruo que, de ser el caso, la cinta cumple. Hay bastantes diálogos y muchos personajes como para prestar atención al monstruo, pero la cinta sabe cómo mantener la atención y el enfoque, lo suficiente para ser disfrutable, por más que su final se mantenga algo ambiguo con cierto último encuadre.
Tristemente, si Shin Godzilla significó un éxito considerable para TOHO como el regreso tan esperado en ‘Live-action’ del Rey de los Monstruos (más como respuesta a la nueva versión americana), la dupla con Netflix no pareció conocer le mismo triunfo, con respecto a su recepción. TOHO Animation le apostó a todo para llevar al mítico titan a la pantalla chica, en asociación a Polygon Pictures, quienes realizaran para ‘Disney XD’ las series de ‘Tron: Uprising’, así como algunos capítulos para ‘Star Wars: the Clone Wars’ para ‘Cartoon Network’. Sin ser necesariamente películas, la trilogía de Godzilla de Netflix es considerada más una serie, compuesta por tres episodios que tardaron dos años en estrenarse. ‘Godzilla: Planet of Monsters’, ‘Godzilla: City on the Edge of Battle’, y ‘Godzilla: The Planet Eater’, todas dirigidas por Kōbun Shizuno (quien anteriormente trabajara para Netflix en la creación de ‘Knights of Sidonia’) y Hiroyuki Seshita. Ninguno de los tres episodios fue bien recibido, para variar, y esto puede deberse al extremismo al que llegó TOHO al querer realizar una reinterpretación de ciento ochenta grados que, a diferencia de Shin Godzilla, no hace sino dañar y deformar la mitología detrás del legendario personaje. La trama parece ser una mezcla en versión anime entre un filme ‘kaiju’ y ‘The Wandering Earth’, aunque esta última fuese estrenada unos años más tarde. Godzilla ha despertado, destruyendo el mundo en su totalidad, para esto, la humanidad dependerá de su ultimo y definitivo bastión: una serie de transportadores que llevarán a los afortunados sobrevivientes a una estación espacial, en donde se alejarán de la Tierra ya aniquilada por los monstruos liberados. Una vez que los recursos en la estación espacial escasean, la humanidad restante se verá forzada a regresar a la Tierra, en espera a que la amenaza ‘kaiju’ haya disminuido, desafortunadamente, al llegar, estos se darán cuenta de que, aunque para ellos sólo han pasado unos años, en la Tierra el tiempo corrió por milenios, y el planeta ha evolucionado de una forma amenazante para toda forma de vida humana, todo en relación directa a Godzilla, el cual, también ha evolucionado.
En donde el anime falla es en la entrega de su premisa, completamente desarrollada, explotando los temas (sumamente intrigantes e interesantes) que plantea. Sin embargo, la historia es dañada por la falta de evolución en su intención original. Mothra, Mechagodzilla, inclusive Ghidorah, todos estos icónicos personajes que conquistaran el favoritismo de los fans de TOHO son mencionados (y sugeridos) como parte importante de los acontecimientos venideros. El problema es que el anime se mantiene constantemente en sugestión de un clímax que parece nunca llegar. Decepción aun mayor al momento de descubrir que, el Mechagodzilla que fuese presentado (con todo y diseño oficial) para este anime termine limitándose a ser una ciudad consciente, autónoma y armada, pero sólo eso. Mothra vuelve, pero como una referencia, inclusive sus Hadas Gemelas están presentes, pero introducidas como una total reinterpretación de lo que estas fueran en las cintas clásicas de TOHO. Ghidorah es el que, más o menos, cumple, pero sólo haciendo acto de presencia. Su concepto e introducción resultan intrigantes, sobre todo relacionándose directamente con el culto religioso que termina por causar la destrucción del resto de la humanidad sobreviviente, pero una vez mostrando su forma física, el combate que entabla contra Godzilla ofrece innovación, pero ningún tipo de factor de entretenimiento o espectáculo, al menos no de la misma forma en la que hemos sido testigos del enfrentamiento entre estos dos monstruos.
El punto más débil de esta serie recae en los humanos, sobre todo, su personaje principal. Similar a Eren Jaeger, de Attack on Titan, aquí tenemos a un personaje traumatizado por los acontecimientos que definieran su destino en contra de los ‘kaijus’, más específicamente en su odio hacia Godzilla, por lo que nuestro protagonista no descansará hasta que este muera. Y esa es toda su motivación; sin trasfondo, sin desarrollo o profundidad con respecto a esta premisa, los demás personajes parecen funcionar como pedazos de carne desechables, útiles únicamente al momento de incitar a las escenas de acción que, siendo justos, son bastante entretenidas, y complacientes a nivel visual. Inclusive, con todo y lo solidas que resultas estas secuencias, aunque la serie se torna bastante gráfica y cruel contra el destino de sus personajes, nuestro interés y apego hacia estos personajes es mínimo, tanto, que al final del día no logramos sentir nada en lo absoluto. Bien el personaje principal pudiese morir al final de la serie, las consecuencias serían nulas. Aunque sus conceptos e ideas sean bastante sólidas, sobretodo de forma visual, esta serie falla en cumplir las expectativas planteadas por el sólo hecho de ser el primer anime producido por TOHO, y quizás, el ultimo.
La era reiwa podría catalogarse como la “peor”, siendo Shin Godzilla la única entrega que cumple su cometido, y revitaliza la imagen y concepto detrás de Godzilla, siendo el anime el que falle en lograr estos cometidos. De igual forma, la extravagancia y absurdo que definieran a las ultimas eras parece estar completamente ausente, cosa que algunos podrían celebrar, o bien, añorar, a fin de cuentas, era este elemento el que le diera personalidad y carisma al personaje. Como sea, es una lástima que, hasta ahora, TOHO se haya limitado a cerrar su continuidad para con Shin Godzilla, pues era la entrega que ameritaba una exploración más profunda y enriquecedora, sin mencionar los elementos que pudiesen mejorar en subsecuentes secuelas. Con respecto al anime, se pudo hacer mucho más, de distintas y más eficientes formas, aunque el esfuerzo y méritos de ser una producción primeriza para el estudio no deben pasar de largo, desgraciadamente, el producto termina sintiéndose similar a cientos que han llegado en el formato con anterioridad, por lo que el aspecto de innovación y frescura llegan únicamente a favor del personaje, no del estilo o del formato en que se entregó. Una etapa desafortunada para TOHO, porque, debatiblemente, se limita a una sola entrega genuinamente buena, aunque el resto no sean del todo desastrosas.
- Jose Miguel Giovine
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