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Godzilla: Millennium era.
Godzilla: Millennium era. Godzilla: Millennium era.

Godzilla: Millennium era.


(1999-2004)

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Sería difícil hablar de la era “Millennium” dentro de la saga de Godzilla, sin hablar de sus orígenes. Originalmente, TOHO había terminado con la producción del Rey de los Monstruos con ‘Godzilla VS Destoroyah’, en 1995, como parte de la celebración del 40 aniversario del personaje. Sin embargo, el fracaso y humillación recibidos después del estreno de ‘Godzilla, 98’ influyó bastante en la decisión de TOHO de retomar la franquicia, nuevamente, iniciando de ceros con un ‘soft-reboot’ que desencadenaría una nueva serie dentro del canon… o al menos, es lo que se pensaba. Debido al rumbo que se tomó después de ‘Godzilla, 85’ muchos imaginaron que Godzilla 2000 representaría un “borrón y cuenta nueva”, con nuevos diseños de producción, nuevos personajes, etc. 

Takao Okawara nuevamente ocuparía el lugar de director, después de ‘Destoroyah’, pero ahora, el diseño de producción correría por parte de Kenji Suzuki quien, si bien no logra esa transición entre épocas elegante y agresivamente acorde que presentara Kawakita, para la era Heisei, de igual forma logra revitalizar la apariencia del personaje, tornándolo un poco más atemorizante de lo usual, creando la imagen que muchos nuevos espectadores suelen relacionar con el monstruo. Sin embargo, Orga, el ‘kaiju’ a vencer, logra sobresalir como una especie de consecuencia de Biollante, en cuanto a apariencia, pero la trama de igual manera gira en torno al alienígena, culminando con un tercer acto que entrega toda la acción entre monstruos que se pudiera esperar.


Godzilla: Millennium era.

Salvo por ser la primera en la franquicia de TOHO en incursionar en efectos digitales (que no se sostienen actualmente, en lo absoluto), ‘2000’ es una entrega perfectamente disfrutable que ni siquiera se siente como un nuevo inicio, salvo por los nuevos diseños en los disfraces, o el hecho de que toda la saga, posterior a la cinta original, es ignorada en su totalidad. Lo mismo podría decirse de ‘Godzilla VS Megaguirus’, dirigida ahora por un neófito en la franquicia, Masaaki Tezuka, quien más tarde regresaría para las únicas dos cintas en toda la era Millennium que genuinamente tienen continuidad consigo mismas. Con “Megaguirus” no parece ser el caso, ni siquiera con ‘2000’, ya que se presenta una especie de ‘recap’ en el que únicamente los eventos de 1954 son mencionados como base. A diferencia de ‘2000’, ‘Megaguirus’ no tuvo un estreno en cines mundial, pero ahora las cintas eran un poco más sencillas de obtener, incluso en su idioma original, cosa que antes era casi imposible, pero con la llegada del formato ‘DVD’, el cielo era el límite. La cinta presenta un aparato de manufactura militar que aparentemente dispara “agujeros negros”, lo que provoca que una libélula ponga un huevecillo en este, lo cual hace que varias sean liberadas, criaturas similares a las presentadas en la primera película de Rodan. Los insectos pelean contra Godzilla, y algunos logran morderlo, inyectando su sangre en un capullo que, al abrirse, se convertiría en Megaguirus, una polilla letal que probablemente nos brinde ‘flashbacks’ de Battra.

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Siendo creada a partir del ADN de Godzilla, Megaguirus puede arrojar bolas de energía nuclear, lo que la vuelve un contendiente considerablemente respetable para Godzilla, el problema viene al momento de sentir el cansancio que la formula ofrece. Básicamente la historia se siente repetitiva, aun cuando las escenas con la milicia implican intentar usar un agujero negro para acabar con Godzilla, lo cual es, hasta cierto punto innovador, pero nada del otro mundo. De igual forma, es agradable ver que las escenas exageradas en los combates monstruosos parecen volver a adoptar vida, una vez que vemos a Godzilla arrojarse de panzazo contra Megaguirus, algo que puede remontarnos a ‘Godzilla VS Megalon’, en la infame y divertida pelea al lado de Jet Jaguar. La cinta podría pecar de olvidable, pero entretenida no deja de ser, como es cualquier cinta que involucre una pelea bien producida entre dos ‘kaijus’, si dejamos de lado, claro, el ahora constante uso de CGI, especialmente al momento de mostrar a Godzilla debajo del agua, de la misma forma en que Emmerich lo mostrara en su versión. Uno consideraría que TOHO trataría de mejorar las cosas…

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Y es por ello que en 2001, inmediatamente después del estreno de ‘Megaguirus’, sucediera ‘Godzilla, Mothra and King Ghidorah: All-monsters Attack’, cinta que reviviera (de nuevo) al clásico titan, otra vez borrando la continuidad previa, para recrear en base a los eventos de la primer película, una secuela que replanteara ciertos elementos, como la reintroducción de Mothra, Ghidorah y hasta Baragon, quien dentro de la franquicia solo hubiera aparecido en ‘Destroy All Monsters’, teniendo un rol más notorio aquí. Ahora la cinta sería dirigida por Shusuke Kaneko, sustituyendo temporalmente a Tezuka, en lo que pareciera ser un punto y aparte (de nuevo) dentro de la nueva serie. De hecho, de forma estética, la cinta sí parece esforzarse por variar a lo acostumbrado con las pasadas cintas, pues ahora el nuevo diseño para Godzilla lo haría lucir un poco más acorde a su apariencia original de 1954, pero a color, y con ojos blancos, sin pupilas, que contrasta con los tonos oscuros de su piel. Curiosamente, la cinta toma la decisión de realizar un ‘retcon’ de los eventos de la versión americana de Emmerich, lo cual la canoniza (tal vez, sin la intención directa de TOHO), al menos dentro de la continuidad individual que posee esta cinta. Digo “curioso” ya que TOHO jamás escondió su desdén hacia la versión de ‘Zilla’, por lo que es extraño que supongan que reconocer la cinta dentro de sus continuidades el público se olvidaría de ella, pero es todo lo contrario. Los efectos ahora se vieron a cargo de Makoto Kamiya, y claramente puede verse el cambio de ‘look’ a lo largo de toda la cinta, y no solamente para las criaturas. Algo que distingue a esta entrega, probablemente del resto de las series, es el hecho de ser un poco más consecuencial, con respecto al daño que estos monstruos realizan constantemente, no sólo con las estructuras, sino a los civiles también. Hay una escena en particular que puede pecar de morbosa, al enfocar a una joven herida, en una camilla de hospital, que ve cómo la cola de Godzilla está por golpear la habitación del hospital en donde se encuentra, lo cual sucede desde un ángulo externo, y es bastante en claro el destino de la joven. Claro que, hablamos de una película de ‘kaijus’, deben esperarse víctimas, especialmente considerando el tamaño de estos seres. Incursiones como esa siempre serán bienvenidas dentro del género. 

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Pero en donde el filme cobra vida (como uno podría esperar), es durante el final, una vez que Ghidorah hace su tan esperada aparición (no se le veía desde el 91), en un combate al lado de Mothra en contra de Godzilla mismo. Las secuencias en donde se muestra a Godzilla contra todo el arsenal de la milicia podrían pecar de exhaustivas, pero siempre es divertido ver a Godzilla derrochar todo su poder contra monstruos y humanos, y en esta secuencia del tercer acto sucede con ambos, así que vale la pena el uso del ya agotado cliché. La cinta mantiene un ritmo bastante lento en un inicio, pero por igual es interesante ver la recreación de escenas que toman lugar durante la película original, en adición al nuevo diseño sobre el montaje, lo cual está bien logrado. Se toma su tiempo en tomar impulso, como muchas otras cintas de Godzilla, pero, una vez llegado el tercer acto, es un espectáculo monstruoso que vale completamente la pena.

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Por fortuna, en 2002 y 2003, Masaaki Tezuka regresa para ofrecernos las únicas 2 cintas en la serie Millennium que comparten continuidad: ‘Godzilla X Mechagodzilla y Godzilla Tokyo S.O.S. aunque ambas cuentan con un equipo de guionistas distinto, ya que ‘Mechagodzilla’ sería escrita por Wataru Mimura, siendo Tokyo S.O.S. escrita por Masahiro Yokotani y Masaaki Tezuka, este último la más nueva incursión en el historial de escritores de la serie. El director de efectos especiales también varió, en 2002 fuera Yuichi Kikuchi (otra nueva incursión creativa), y en 2003 Eiichi Asada, quien también escribiría ‘Final Wars’, un año después.
Ambas cintas guardan cierta similitud, tanto entre ellas, como con la ‘Mechagodzilla’ de Takao Okawara, en el 93, en la que Mechagodzilla sería el arma definitiva, creada para proteger a la humanidad y derrotar a Godzilla, como regreso a ese estilo de “humanos pilotando Mechas” que en Japón tanto se disfrutaba dentro de la industria del anime. Dentro del nuevo diseño para el robot, Mechagodzilla parece poseer un balance bastante apropiado entre el Mechagodzilla de la serie Showa, y el de la era Heisei, en favor a una apariencia casi definitiva para el personaje. Ahora, Mechagodzilla mantendría un origen distinto ya que, si bien, nuevamente es fabricado por los militares, estos habrán usado los restos del Godzilla original, muerto por el ‘Oxygen Destroyer’, para usarlo como esqueleto, lo cual ya le agrega un factor “incomodo” a la cinta, pues la idea de usar al Godzilla de 1954 como una especie de “Frankenstein” es inquietante y algo profana. Sin embargo, este elemento es apropiadamente explotado ya que, parece ser, hay rastros del ADN de Godzilla en el esqueleto, lo cual hace que Mechagodzilla y se rebele contra los humanos. 

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La cinta del 2002 en su mayoría lidia con Mechagodzilla fuera de control, este último en demostración a una gama de habilidades bastante innovadora y cautivadora, en lo que se refiere a acción “Mecha”, aunque peca al momento de construir su premisa alrededor del drama humano por recuperar el control de la máquina, sin embargo, y como la mayoría de las cintas más recientes, el tercer acto y toda la acción cumplen, inclusive con la limitación de algunos efectos digitales (algo que TOHO difícilmente domina), por lo que el final cumple. Claro que, para su continuación, Tokyo S.O.S. entrega un poco más de lo que su predecesora presentó. Tokyo S.O.S. se siente, en definitiva, como el producto que ‘X Mechagodzilla’ preparaba, y entrega una cinta que complementa a sus principales combatientes, con todo y la adición de Mothra, la cual busca vengar al Godzilla original, luego de que sus restos fuesen usados como base para la construcción del arma. La pelea se da entre Godzilla, Mothra y, al final, Mechagodzilla, y cumple con los requisitos necesarios para entretener de una forma digna dentro del sub-genero, debatiblemente una de las mejores entregas dentro de la línea “Mechagodzilla”, sobre todo porque los personajes humanos se sienten genuinos y bastante agradables de apreciar; sus motivaciones son bastante claras, especialmente en las escenas en las que se debe reparar a Mechagodzilla, y un mecánico termina siendo el piloto. Cosa rara dentro de un filme de esta saga, en donde usualmente los personajes humanos son intrascendentes y castrantes. Puntos extra por el esfuerzo que Tezuka realiza, tratándose de las únicas dos cintas entrelazadas dentro de la era Millennium, no sería del todo descabellado considerarlas las dos recomendaciones definitivas de esta serie, pero, en definitiva, Tokyo S.O.S. es la mejor entrega de la era moderna, tanto por el tratamiento de sus personajes humanos, como por el de sus monstruos, los cuales son un espectáculo de creatividad y destrucción dignos de su título.

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Pero el final debía llegar, no sólo para la era, sino para el personaje. Nuevamente, el aniversario de la cinta original estaba a la vuelta de la esquina, y no sólo eso, su 50 aniversario, por lo que TOHO decidió apostarlo todo en un espectáculo de extravagancia, acción y un festín de variedad en ‘kaijus’ como ninguna otra cinta del Rey de los Monstruos alguna vez logró. La cinta trata sobre un grupo de alienígenos que toman el lugar de los lideres importantes del mundo, una reinterpretación de los Xiliens, quienes desatan a todos los monstruos imaginables, de todas las eras. Godzilla, Mothra (imago), Rodan, Anguirus, King Caesar, Kumonga, Kamacuras, Ebirah, Hedorah, Gigan… todos hacen una aparición, cuando menos, sucumbidos casi de forma inmediata por Godzilla, ya que, en esta entrega, es representado completamente invencible, especialmente cuando el infame “Zilla” (Godzilla 1998) hace un breve ‘cameo’, siendo vencido en poco menos de cinco segundos ante el verdadero monstruo. Al final, el duelo definitivo se llevaría a cabo entre Godzilla contra el denominado “Monster X”, pero no se trata si no del poderoso Ghidorah, en su versión “Keizer”, con un diseño que se remonta a la versión de Ghidorah vista en ‘Rebirth of Mothra 3’ en 1998. Convirtiéndose en el ultimo ‘kaiju’ a vencer, la elección se siente sumamente apropiada, en conmemoración a una de las rivalidades, dentro del género, más reconocidas.

Godzilla: Millennium era.

Quien se roba la cinta es el villano Xilien, ‘Controller of Planet X’, interpretado de una forma deliciosamente absurda por Kazuki Kitamura, responsable también de varias de las escenas de acción entre humanos que parecen haber tomado como inspiración las clásicas cintas de Kung Fu de los 60s, hasta The Matrix, franquicia aún fresca, en ese entonces. Otro personaje memorable es el Capitán Gordon (Don Frye), un estereotipo de líder militar patriota, con todo y mostacho prominente, y una katana. Viéndolo bien, los personajes humanos son enteramente caricaturas, pero mucho del encanto de la cinta recae en lo divertido que resulta ver un espectáculo tan infantil. Muchos podrían argüir que ‘Final Wars’ es enteramente un producto pensado en los fans, y es un punto muy válido, a fin de cuentas, la saga siempre tuvo este conflicto de no saber cómo balancear lo ridículo de su concepto y el potencial de entretenimiento que tiene por ofrecer. Es bueno saber que al menos se respetaron ambas nociones, de una forma bastante extrema. Así es como cierra la era ‘Millennium’; yendo a lo grande y con un producto que muchos esperaban y deseaban: un espectáculo de principio a fin, de pura extravagancia y acción monstruosa. Si bien, su mayor defecto fue el no ser constante en su continuidad, de la cual abusó bastante en su afán por aferrarse a continuar directamente desde los eventos de la primera cinta, esta nueva era incursiona en el mundo digital, así como en el manejo de sus personajes humanos, haciéndolos menos densos o planos. Si se le mira por el nivel de continuidad entre sí mismas, esta es definitivamente la serie más débil, afortunadamente, de manera individual cada cinta funciona muy a su manera y, por fortuna, nunca llegando a un nivel de aburrimiento abrumador. No es la más fuerte, pero tal vez sí sea la más bizarra que TOHO podría llegar a presentar.

Godzilla: Millennium era.

Jose Miguel Giovine




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