Flow: ningún diálogo, una historia profunda

El público de México está más que familiarizado con el cine de Hollywood, sin embargo, en esta ocasión, como pocas, llegó una película de Letonia. “Flow” cuenta la historia de un gato negro que se enfrenta al mundo.

A lo largo del camino se enfrenta a algunos miedos, mira el mundo de diversos ángulos y sube a un barco sin rumbo alguno. A lo largo de la historia convive con otros animales, tales como una capibara dormilona, un ave audaz, un golden retriever jugueton, una ballena aventura y un lémur vanidoso. A pesar de que son diferentes, aprenden a convivir y adaptarse entre sí para enfrentar con los retos que se les presentan. Ese barco puede representar la vida, en el que suben y bajan personas, que, aunque no perduren en nuestra historia, nos llenan de aprendizajes.

No hay nombres ni diálogos, pero no hacen falta. Visualmente, es una cinta atractiva, ya que la animación es realista. La técnica logra que los colores y trazos reflejen una textura similar al agua, flora, fauna y objetos. Además, los primeros planos de los animales permiten sentir las emociones de la situación, por lo tanto, desarrollar empatía por los personajes. Puede resultar una película “relajante”. Los sonidos instrumentales y ambientales complementan las imágenes aun sin diálogo alguno.  Este elemento invita en estar atentos a la historia.

A pesar de que Gints Zilbalodis, escribió la historia para ser representada de forma animada, no significa que sea exclusiva para niños. La imagen tierna del gatito negro en los posters tiene de trasfondo una historia profunda.  “Glamour” mencionó que en México la cinta está catalogada como apta para todo público. La Dirección General de Radio, Televisión Y Cinematografía dijo que “la narrativa puede presentar cierto grado de complejidad; la violencia puede ser mínima si no se alienta; también pueden incluirse desnudos siempre que sean breves, no frecuentes y no detallados; sin embargo, no puede presentar escenas sexuales ni eróticas; no hay consumo de drogas, aunque el lenguaje puede contener un cierto número de expresiones procaces”.