


La última vez que vimos al personaje del Baron Humbert von Gikkingen, tuvimos una secuencia bastante interesante dentro de Whispers of the Heart (1995) del fallecido Yoshifumi Kondo, ahora, por fin podemos tener un poco más de presencia en una historia que, ciertamente, fue pensada exclusivamente para su incursión, probablemente en forma de una gigantesca referencia ‘meta’ a Whispers of the Heart, en donde podemos observar el mundo que tiene forma luego de que alguien con una idea le de vida a esta. La historia sigue a Haru, una adolescente a la cual la mala suerte parece seguirla constantemente, dentro de su vida diaria, en la escuela, y dentro de su círculo de amistades. Un día, Haru nota a un peculiar gato con un pequeño regalo en su boca, al cual salva de ser atropellado, lo que provoca que, una noche, sea visitada por la corte real del Rey de los Gatos, quien le hace saber a Haru que esta ha salvado la vida de su hijo y heredero al trono, lo que hace que el Rey la escoja para ser la futura esposa de su hijo, lo cual involucraría llevarla al reino de los gatos y forzarla en matrimonio. Haru, consternada, se resiste a la idea, y es acudida por una misteriosa figura conocía como el Barón, y quien le explica que ella se encuentra, ahora, en un mundo concebido por las mentes que son capaces de crear historias, cosa que le sucedió a él, ahora, con la ayuda del Barón, de un cuervo parlanchín llamado Toto, y de un enorme gato conocido como Muta, se encargaran de evitar que el Rey del reino de los gatos obligue a Haru a casarse con su hijo.
A pesar de que la presencia del Barón en la cinta (dado el hecho de que esta es nombrada en referencia a él) es mayor que en Whispers, su protagonismo es mínimo, y su aparición llega durante la segunda mitad de la cinta, en donde la verdadera trama explota y se nos permite explorar este peculiar mundo, pasionalmente concebido como el lugar en el que la ficción cobra vida, y ni más ni menos, que la ficción creada por escritores. De entrada, el concepto es bastante especial, e ideal cuando se trata de un trasfondo basado en la narración de historias. Es una especie de excusa romántica e inteligente para justificar la existencia de un mundo de fantasía mezclado con la realidad de una chica viviendo en el mundo real. Así mismo, teniendo (en el doblaje norteamericano) a Cary Elwes, la segunda mitad de la película tiene un sensación muy digna y familiar a The Princess Bride (Rob Reiner/1987), lo que le ofrece un tono plasmado de aventura, y una personalidad apropiada para el Barón, aunque también hay otros nombres que le proporcionan la acertada extravagancia a algunos personajes, como es el caso del Rey Gato, el cual es doblado por el legendario Tim Curry, Peter Boyle como Muta, o hasta Andy Ritcher como Natoru. Anne Hathaway es quien presta la voz de la protagonista, Haru, y es un ‘casting’ bastante acertado, pues su tono y la forma en la que esta se mantiene en discreción para interpretar a una adolescente de preparatoria viene con bastante naturalidad.
Puede que se vea como un romance bizarro, o un drama juvenil (al menos durante la primera mitad de la cinta), o una creativa historia que mezcla fantasía con acción y aventura, pero la verdadera identidad de la película recae sobre su concepto; la idea de un mundo creado a base de las ideas que los escritores tienen es una muy buena, y uno de los mejores motores para una trama que cualquier cinta pudiera concebir, y para algo animado es como anillo al dedo, sin mencionar que el regreso del Barón y la unión espiritual que esta cinta tiene con Whispers of the Heart son aspectos bastante positivos, pues su aparición previa fue demasiado espontanea, pero lo suficientemente memorable como alimentar la continuación de esa idea. Si tuviera que seleccionar algún problema con la cinta, este seria, principalmente su animación, si bien no la peor que el estudio ha presentado, es demasiado simplista, al menos durante la primera mitad de la cinta, antes de que la amalgama de diseños imaginativos y creativos escenarios fantásticos del reino de los gatos aparezca. Antes de esto, cuando Haru aún continua en el mundo real, el diseño artístico no sobresale y no ofrece nada particularmente memorable, al menos no dentro de lo que nos ha acostumbrado Ghibli. Por otra parte, a pesar de que el personaje de Haru no es malo, tampoco posee el encanto que otras protagonistas de otras entregas han emanado, aunque su química con el Barón es notoria, de igual forma, hay cierta sensación de incomodidad al momento de llegar al motor principal de la trama, en la que el Rey Gato, de una forma algo peculiar, se obsesiona con emparejar a su hijo con la chica, lo que ya de entrada torna una extraña mezcla de triángulos amorosos entre dos animales antropomorfos con una chica de preparatoria, aunque hay que aclarar, la cinta en ningún momento se torna o sugestiva o demasiado compleja manejando estos aspectos, e inmediatamente es eliminada del subconsciente, una vez que Haru inicia un proceso de transformación que la hace tanto diminuta, como similar a los gatos que habitan en ese mismo mundo; es simplemente un detalle que los mayores notarán con facilidad, a comparación de un pequeño, audiencia a la que va dirigida una cinta como esta, a final de cuentas.
Al final del día, The Cat Returns es una cinta bastante entretenida, creativa y divertida, dentro de lo que cubre; con personajes pintorescos y carismáticos, y una sensación que nos remonta a ese género de aventuras, romance y acción, la cinta podrá parecer algo extraña dentro de la premisa que termina por ofrecer, pero una vez que esta adopta en su totalidad el mundo y los elementos del mismo, como todo buen Ghibli, termina por atraparnos y por ofrecernos una historia especial y única, digna de pertenecer a este ya de por sí intenso e imaginativo catálogo, en el que, ahora, por primera vez, podemos ver una conexión y relación aparente entre dos cintas del mismo estudio, separadas por casi una década de diferencia.
- Jose Miguel Giovine