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Kiki’s Delivery Service (1989): Reseña.
Kiki’s Delivery Service (1989): Reseña. Kiki’s Delivery Service (1989): Reseña.

Kiki’s Delivery Service (1989): Reseña.


“El mundo de la magia y el arte es el mismo.”

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Escrita y dirigida por Hayao Miyazaki, quien a estas alturas se habría de consagrar como el amo y señor de la animación japonesa, Kiki’s Delivery Service nos narra la travesía de la pequeña de 13 años, Kiki, quien como toda bruja hace a la edad, deberá emprender un viaje hacia una nueva ciudad para convertirse en una auténtica bruja y valerse por sí misma, como dicta la tradición, lo que la llevara a una ciudad en donde, para poder subsistir, en compañía de su gato negro, Jiji, solicitará la ayuda de una panadera para iniciar un negocio de entregas especiales. Es extraño, pero algunas de las mejores entregas que el estudio ha ofrecido vienen de fuentes bastante humildes. En el caso de Kiki, terminamos obteniendo uno de los mejores protagonistas que Ghibli ha concebido. Como bien acostumbra Miyazaki, Kiki es joven y valerosa, pero lo interesante sobre ella (y probablemente lo que la hace tan deleitablemente memorable) es su auto-emprendimiento y perseverancia. Toda la trama y la forma en que esta gira va de la mano con la forma en la que Kiki se abre paso entre la adversidad de empezar su independencia. Otro aspecto interesante es la forma en la que Miyazaki decide presentar al personaje; esta no debe enfrentar a la adversidad por circunstancias ajenas a ella, Kiki elige hacerlo, y el apoyo por parte de su familia no está ausente, de nuevo, aspectos que no suelen verse muy seguido en la animación.


Kiki’s Delivery Service (1989): Reseña.


Es curioso, pero es sumamente regocijante apreciar un protagonista joven que no es limitado por los personajes a su alrededor, en el caso de Kiki siendo sus padres, sino por las circunstancias. Una vez instalada dentro de su propio negocio en crecimiento, gran parte de la cinta es apreciar como Kiki se abre paso a lo largo de toda la ciudad, enviando notas o haciendo entregas con la ayuda de su escoba mágica, lo cual nos ofrece secuencias de vuelvo bastante dinámicas pero que, con todo y el acercamiento dado por la animación a mano, se limitan a mostrar algo de realismo, suponiendo que esa forma de volar sea posible, claro; el viento oscilando y agitando la ropa de Kiki, los movimientos pausados y fluidos a la vez de su escoba y las secuencias de esta volando a través de los escenarios mostrados, tanto del cielo como de los niveles inferiores de la ciudad, todo está animado de forma sublime. De igual forma, el arte en los diseños de la ciudad, el campo e interiores es impecable, a como bien nos ha acostumbrado Ghibli, y nos provocan sensaciones hogareñas y apacibles en la necesidad de explorar y habitar estos mundos. 


Kiki’s Delivery Service (1989): Reseña.


De nueva cuenta, Kiki es el personaje que roba cámara, y deleita ver a una protagonista femenina que poco a poco se enfrenta a la adversidad que, inclusive, llegara a tal grado de remover sus habilidades sin que esta entienda del todo por qué. Parte importante de el porque la historia explora niveles bastante maduros es la forma en la que termina abordando el tema de la falta de inspiración/motivación, cosa que bastantes personas sufren, especialmente los que se desenvuelven en el entorno artístico, pieza clave que incursiona el personaje de Úrsula, una artista que vive en una cabaña en el bosque, y con quien Kiki eventualmente desarrolla una amistad que explorará el origen de la perdida de poderes, de una forma bella e interesante, que nos hace comparar el mundo de la magia con el del arte. El cómo es que, aunados a nuestras responsabilidades y deberes, vamos perdiendo la motivación y nuestras habilidades para con los talentos que usamos en nuestro día a día, a veces, abrumados por las labores que necesitamos realizar para nuestra subsistencia. Con la debida introspección, nos encontramos ante un dilema que, probablemente, solo los adolescentes y adultos fácilmente podrán identificarse, más para un niño, el grado de complejidad podría ser considerable, lo cual le añade cierto valor peculiar a la substancia que Kiki nos entrega.


Kiki’s Delivery Service (1989): Reseña.


Si bien, no estamos ante una historia pesada o en exceso climática, Kiki’s Delivery Service es simple y de manera inocente (de cierta forma nos remonta a My Neighbor Totoro), pero posee un propósito y una representación sumamente fuerte y poco convencional dentro del mundo de la animación; un tema de sobremanera maduro y profundo que se goza gracias a la interacción entre personajes entrañables y simpáticos, revelando un mundo que anhelaríamos habitar, y uno que mezcla de una forma bastante discreta la fantasía/magia con la vida real y los estragos de esta. Sin mencionar que, dentro de lo que la narrativa universal ha llegado a ofrecer, el estereotipo de la “bruja” que todos conocemos dentro del folklore y la cultura pop es modificado para reflejarla como una figura positiva, inclusive admirable a los ojos de los ciudadanos convencionales. Claro que, no todo puede ser color de rosas, pues la película de vez en cuando presenta ciertos clichés que evitan sentirse por completo única, ejemplo de esto es el personaje de Tombo y la tensión sexual (infantil, vamos) que este posee con Kiki, en la que, como casi siempre la animación japonesa expone, la chica evita y, en ocasiones, desprecia a la figura varonil del chico extrovertido que hace lo posible para llamar su atención, cosa que inevitablemente cambiara hacia el final de la historia. Esta, también, el personaje de Jiji, la mascota con la capacidad de hablar, que funge como objeto del moderador entre el ello y yo del protagonista, siendo aquí un gato negro con cierto complejo de superioridad, y una atención especial al sarcasmo. Si bien, no son necesariamente clichés que afecten la experiencia, pero ciertamente son elementos familiares que, tal vez, pudieron evitarse o mejorarse, de varias maneras.


Kiki’s Delivery Service (1989): Reseña.


Fuera de ello, la cinta es disfrutable y memorable desde su propio punto de vista simbólico, con una trama simple pero creativa e imaginativa dignas de su creador, personajes divertidos y una animación que no deja de impresionar, con todo y su diseño conceptual y un arte sin precedentes, llevada de la mano con la hermosa composición del increíble Joe Hisaishi, lo que da como resultado una cinta perfectamente justificable en la forma en la que su audiencia la ha valorado y recordado, una de las mejores entregas del estudio, y la mejor parte, es porque no intentaba serlo.


- Jose Miguel Giovine





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