ÁGUILA: renovarse o morir

sello 15 del Tzolkin maya “Águila” 

“Triste y jodido me encuentro, porque las penas de la vida cansan pero, ¡ah cabrón! Cuando levanto el vuelo, ni las chingadas águilas me alcanzan…”

El águila es una de las aves con mayor tamaño, pueden llegar a medir un metro de pico a cola, entre las dos puntas de sus alas se supera una distancia de los dos metros. Consigue levantar presas con pesos de hasta cinco kilogramos y elevarse por encima de los 3,000 metros. Vuelan largas horas sin descanso logrando desplazarse hasta los 500 kilómetros de distancia. Detecta a su presa a un kilómetro y medio y puede descender a una velocidad arriba de los 300 kilómetros sobre hora. Con estas dimensiones y un vuelo perfecto proyecta todo su poder a quienes hemos tenidos una experiencia cercana con una de estas majestuosas aves. 

El águila como animal tótem simboliza conexión con lo divino, ella emprende tan alto su vuelo que se dice cercana con lo sagrado. Por tanto, representa la espiritualidad. La misión del águila es entonces, una guía para seguir el camino de la iluminación e iluminar a otros con su perspectiva.

El águila es, además, una de las aves más longevas alcanzando hasta los 70 años de vida, durante la edad madura de 40 años, su pico se dobla hacía su pecho, sus garras son débiles por lo que ya no puede embestir a sus presas, su plumaje se hace espeso; en este momento el águila debe enfrentar una de las más difíciles decisiones: morir o renovarse. Es ahí cuando el águila que decide vivir, debe enfrentar un largo y doloroso proceso de entre 5 a 6 meses.

El águila subirá a lo alto de una montaña, se establecerá en un nido seguro, lista para el cambio golpeará su viejo pico contra una roca hasta arrancarlo, cuando un nuevo y fuerte pico crezca, ella estará lista para continuar con su proceso de renovación, arrancará una a una sus garras. En este punto para el águila no habrá marcha atrás. Paciente esperará reponerse y por último arrancará sus viejas plumas pesadas.

Una vez con pico nuevo, garras nuevas y un plumaje nuevo, tendrá otra oportunidad, su esperanza de vida casi se duplicará, ella estará rejuvenecida, lista para volar de nuevo junto a los dioses.

El águila nos enseña no solo a surcar los cielos, visualizar nuestros objetivos y a tener una amplia visión. El águila nos enseña también a resguardarnos, enfrentando dolorosos procesos con paciencia para desprendernos de lo viejo, de aquello que nos pesa, para una vez renacidos continuar el vuelo.

Por: Roberta Ortega