


La década de 1920 fue la era de la prohibición, los contrabandistas, los mafiosos, los flappers y todo ese jazz. El período siguió a la Primera Guerra Mundial, cuando la nación experimentó una prosperidad económica sostenida. Como resultado, la decadencia permeó a lo largo de la década. Sin embargo, el tipo de opulencia y exceso que se promovía era diferente a los motivos exagerados de años anteriores. Se prefirieron audaces, geométricos y brillantes, lo que marcó el comienzo del estilo Art Deco.
Las mujeres, en cierta medida, también pudieron escapar de los confines de la vida hogareña en la década de 1920. Ingresaron a la fuerza laboral, forjaron carreras y usaron sus ingresos para bailar en clubes y comprar prendas que les permitieran moverse libremente. Los principales diseñadores de moda de la época vieron este cambio en el statu quo.
En sus talleres, modistos como Coco Chanel, Paul Poiret, Jean Patou y Jeanne Lanvin crearon looks que tomaron elementos de la moda masculina, refinando las siluetas de los vestidos, al mismo tiempo que agregaban mucho brillo.