Godzilla: The Heisei era
(1984–1995)
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Después de cerrar la saga en el 75 con ‘Terror of Mechagodzilla’, TOHO se había tomado un descanso de casi una década del Rey de los Monstruos. Durante la era Showa, Godzilla no sólo había sido considerado casi un ícono heroico para la cultura Nipona, sino también como una caricatura que ya había perdido la seriedad y factor terrorífico que le vanagloriaran la reputación como uno de los monstruos memorables del séptimo arte, en 1954. Probablemente esta sea la razón por la que, en 1984, el personaje sufriría su primer reinicio, similar a lo que ocurriera con el Halloween (2018) de David Gordon Green, en consideración únicamente con la primera entrega de Honda como canon, y que también se convertiría en el primer estreno en cines de una cinta producida por TOHO, para Norteamérica, sin contar, claro, la versión doblada de Godzilla, ‘King of the Monsters!’, en la cual se añadió al personaje de Steve Martin, protagonizado por Raymond Burr, quien también fuera añadido para la versión americana del filme, luego del fracaso en taquilla que significó el ‘reboot’ en Japón. Así pues, nace la primera entrega de la nueva serie que se dedicaría a redefinir tanto la imagen de Godzilla, como la de sus contendientes, eso sin contar a las nuevas adiciones rivales que el lagarto nuclear deberá enfrentar.
Con la reincorporación de Teruyoshi Nakano en el departamento de efectos especiales, Godzilla no sólo sufriría un cambio en tamaño, en aumento a sus clásicos 50 metros a los 80, adaptándolo al tamaño contemporáneo (para la época) de los edificios más altos de Tokio, sino también en apariencia, otorgándole orejas y cuatro dedos en ambas patas, lo que le conferiría incluso expresiones, en su mayoría de enojo, con una imagen mucho más tétrica e intimidante, a comparación del original o de sus subsecuentes diseños en la era Showa. Esta sería la imagen definitiva durante toda la serie, la cual sería revitalizada gracias a la dirección de Koji Hashimoto, siendo esta su primera y última incursión en el universo de Godzilla. Pero no pasarían sino cuatro años más, después de su estreno en Norteamérica, para una nueva entrega, la cual traería de vuelta esa vieja costumbre, siempre bienvenida, de asignar un nuevo villano de similares o mayores proporciones como principal contendiente. Si bien, la cinta del 84 funciona tanto como un ‘soft-reboot’ de la original, como una secuela que respeta las raíces antagónicas de Godzilla, la secuela, ‘Godzilla VS Biollante’ se encargaría de cimentar las bases proporcionadas por la primera entrega, para alimentar un poco el ‘lore’ renovado de la serie, ofreciendo un valor narrativo que hasta ahora no se había explorado del todo.
Creado a partir de un pedazo de tejido de Godzilla- recuperado después de su ataque en 1985-y como combinación de su radiación con las partículas de una planta, nace Biollante; una criatura mutante capaz de cambiar de forma y que, eventualmente, representaría una amenaza tanto para la humanidad como para Godzilla. Como nuevo diseño, Biollante cumple al aterrizar la idea de hacer un poco más grotesca la imagen de estas nuevas criaturas. Koichi Kawakita es el encargado de sustituir a Nakano como el director de efectos especiales, por lo que el cambio en la calidad es más que evidente, y no es de extrañar que este se mantuviera en el mismo rol de producción durante toda la serie; Kawakita le dio una imagen bastante efectiva y ‘edgy’ a toda la era Heisei, aunado a Kazuki Ōmori como el director, y quien un año más tarde regresaría para ‘Godzilla VS King Ghidorah’. No sería hasta esta última en donde se desencadenaría el potencial que la serie pudiera ofrecer; volviendo a las raíces extravagantes. ‘VS King Ghidorah’ no sólo traería de vuelta al tan querido némesis, sino que exploraría terrenos riesgosos y extremadamente divertidos que involucran viajes en el tiempo.
Así mismo, se exploraría aquí una reinterpretación del origen oficial de Godzilla, algo vagamente visto en anteriores entregas, y que lo limitaría a ser una especie de dinosaurio, mutado a partir de las pruebas nucleares que lo crearan originalmente. Unos viajeros del futuro regresan para advertirle a la humanidad sobre el peligro que conlleva la creación de Godzilla, por lo que estos se disponen a llevarse a su versión no-mutada, remplazándolo con 3 crías de dragón que, una vez realizadas las pruebas nucleares, mutan y se fusionan en nada menos que Ghidorah, el monstruo de las tres cabezas, el cual reemplazará al Rey de los Monstruos como el principal responsable de la destrucción de Japón. Por azares del guion, surge una nueva versión de Godzilla y aquí es en donde le combate entre ambos titanes inicia, primero en una batalla que le cuesta la cabeza a Ghidorah, por lo que ahora el objetivo es destruir al nuevo Godzilla así que, como si de un paralelo se tratara, Ghidorah es revivido por los futuristas, ahora, con implantes biónicos que- más tarde- conllevarían al origen de la nueva versión de Mechagodzilla. Así como la trama suena exagerada y repleta de detalles dignos de cualquier entrega de ciencia ficción extravagante, la acción no queda a deber; una de las secuencias más memorables en toda la saga, a fin de cuentas, no es de extrañar que, entre fans, esta sea una de las favoritas.
Y continuando con el regreso de los personajes icónicos, regresa Mothra en la entrega de 1992: ‘Godzilla VS Mothra’, dirigida por Takao Okawara, uno de los nombres mas importantes relacionados con TOHO. La cinta se encargó de revivir al mítico monstruo volador, aunado a su contra parte, Battra, una antítesis de Mothra, cuyo rol dentro de la cinta constantemente cambia, claro, sin nunca olvidar el enfoque dado para Godzilla, quien continúa como el principal antagónico. Si bien, la temática detrás de la historia de Mothra se mantiene en un nivel progresivo, en el que nace de un huevo gigante, y se mantiene en estado larva hasta nacer de un capullo en su forma final, aquí se explica que las hadas gemelas son las principales protectoras del cosmos, encargadas de mantener el balance en la naturaleza, la cual, estando en peligro, libera a Battra para restaurar el balance, saliéndose eventualmente de control, siendo Mothra la encargada de combatirlo, primeramente. La película parece enfocarse casi en su totalidad en los orígenes de Mothra y su rol dentro de la serie en general, llegado al punto en el que Godzilla se siente integrado casi en un segundo plano, lo que demerita un poco su presencia, pero se respeta que mucha de la mitología hacia Mothra se mantenga en acorde a su introducción, tanto en su película del 61, como en su ‘crossover’ con Godzilla en el 64. Afortunadamente, este enfoque “ambientalista” no perduraría de una forma tan castrante, como se hiciera durante la era Showa, por lo que, en esta segunda serie, el acercamiento se limita únicamente a esta entrega.
No es hasta la entrega de 1993 donde otro icónico y anticipado regreso sucede: Mechagodzilla. Si originalmente el androide había sido creado como enemigo principal del- entonces- heroico Godzilla, en esta ocasión, Mechagodzilla será forjado como el arma definitiva que la humanidad creará para destruirlo, con la cabeza cercenada de Mecha King Ghidorah para su construcción. El tono de la cinta se remontaría a esos animes clásicos tan populares para proporcionar el trasfondo del nuevo diseño. Animes como Gundam, Robotech, Voltron, entre otros, son obvias inspiraciones para el grupo de humanos, elegidos para pilotar a la imponente maquinaria, lo que añade peso y valor de familiaridad a este nuevo combate. La cinta inicia luego de que un grupo de científicos encuentran un huevo que contiene a la cría de Godzilla, en reinterpretación de la cinta de Honda, ‘Son of Godzilla’, sin embargo, Rodan surge (siendo esta su propia reinvención dentro de la era Heisei), con la intención de devorarlo. Los científicos se hacen con el huevo, el cual se abre y Baby Godzilla nace, lo cual hará que Godzilla ataque en su búsqueda, y esto, al final, es lo que provocará la activación de Mechagodzilla, para detenerlo de una vez por todas. Sea por el enfrentamiento entre Godzilla y Mechagodzilla, o el que se lleva a cabo entre Rodan y Mechagodzilla, es bastante satisfactorio ver el potencial explotado con respecto al Mecha; todo tipo de armas en su arsenal, y por fin la pelea entre humanos contra ‘Kaijus’ se siente placentera y justa por primera vez, ya que no sólo se trata de la milicia tratando de contener a Godzilla (lo que a estas alturas ya es completamente cliché), pero el hecho de poder hacerle daño es bastante fresco.
Pero lo mismo no puede decirse de ‘Godzilla VS Space Godzilla’, otro intento por parte de TOHO de introducir a una nueva criatura que, si bien llamativa y creativa en su diseño, no logra llenar las expectativas que las anteriores entregas estaban cumpliendo al re-imaginar los monstruos clásicos para esta nueva era. Space Godzilla surge en consecuencia a los eventos de ‘Godzilla VS Biollante’ y ‘Godzilla VS Mothra’, sintiéndose más acorde a la continuidad de estas, así como Mechagodzilla se sintió un poco más a la par del planteamiento que dejara ‘Godzilla VS King Ghidorah’; una brecha de continuidades entre cintas que parece no ir en sincronía con el orden de lanzamiento, por lo que en un maratón esto puede sentirse confuso. Inclusive su origen es bastante absurdo, de una forma en la que se nota el esfuerzo por hacer relevantes las otras cintas; aparentemente, las células de Godzilla quedaron adheridas a Mothra, quien, después de volar hacia el espacio, las esparce. Estas quedaron atrapadas dentro de un hoyo negro, lo cual provocó que mutaran hasta convertirse en la criatura espacial. No solo eso, ya que con un sólo origen es más que suficiente, pero la cinta se toma la innecesaria molestia de agregar que Biollante fue otro responsable, ya que las células de este fueron las que llegaron hasta el espacio, y por ridículo que esto suene, la más grande incongruencia de la cinta llega al momento de chocar con los eventos de King Ghidorah, en donde el Godzilla original fue removido de la línea temporal, siendo reemplazado por uno distinto y más grande en el futuro. Esto automáticamente descarta la cinta como una sucesora de las ultimas 3 cintas, siendo un poco más viable que esta fuese una secuela directa de “Biollante”, pero la explicación de Mothra arruina la posibilidad de redención, por lo que al final el agujero argumental destruye la experiencia. Claro que, para lo que la cinta ofrece, no todo es caso perdido, pues los efectos especiales continúan funcionando bastante bien. El diseño de Space Godzilla es bastante bueno, así como las habilidades con las que se enfrenta, tanto contra Godzilla como a Moguera, el nuevo Mecha creado por los humanos. Quien sufre de una degradación en su apariencia es ‘Little Godzilla’, quien comienza a asemejarse bastante a ‘Minilla’, de la era Showa. Con todo y sus incongruencias, la acción es buena y entretenida; una adición decente dentro de la era Heisei, pero nada comparado con las mejores en la serie, aunque afortunadamente, lo mejor fue dejado para el final.
En 1995, una década después del reinicio de la saga, Takao Okawara regresa a la dirección de Godzilla en lo que sería la cinta que terminaría la era Heisei con un final digno: ‘Godzilla VS Destoroyah’. A estas alturas, la segunda serie de la franquicia había significado un muy buen reinicio, tanto en estética como en tonos, y es agradable saber que TOHO no permitió que la franquicia comenzara a decaer, hasta volverse completamente estúpida. Tal vez fuese por ser el 40 aniversario de la cinta original, pero TOHO optó por recurrir a la muerte del personaje, cosa que causó furor, inclusive en occidente, en donde estas cintas no parecían tener fuerza. La cinta inicia con Godzilla atacando Hong Kong, en vez de Tokio, como ya era habitual. Lo curioso es que en esta ocasión su fisionomía parece haber cambiado, ahora de un rojo fosforescente que escapa de su cuerpo. En la primera película se clarifica que Godzilla nace a partir de las pruebas nucleares, por lo que su corazón es un reactor nuclear que ahora está derritiéndose, por lo que en cualquier momento estallará hasta causar la destrucción del universo. Al mismo tiempo, una serie de criaturas con forma de insectos, aparecen al ataque de los civiles. Estos diseños, cabe notar, guardan cierta similitud con los ‘Predators’ y los ‘Xenomorfos’, inclusive las escenas en donde atacan dan la sensación de ver una cinta de horror de serie B. Estos monstruos fueron creados a partir del ‘Oxygen Destroyer’, el arma usada para destruir al primer Godzilla, lo que hace que la serie cierre en circulo completo, remontándonos hasta 1954, y los eventos que se desencadenaron a partir de ahí. Las criaturas evolucionan continuamente hasta convertirse en el temible Destoroyah. A estas alturas, Godzilla Jr. aparece, ahora en apariencia más acorde a la de su padre, por lo que tenemos la oportunidad de ver a ambos monstruos en contra de un enemigo en común. Al final, como se sugiere desde un inicio, Godzilla muere, pero los militares logran congelarlo, lo suficiente para que no explote. Su energía termina por ser trasladada hacia su hijo, por lo que este crece hasta alcanzar el tamaño del padre, probablemente sugiriendo que este sería el sustituto, y que la serie continuaría, pero no fue el caso.
Si se le compara directamente con la era anterior, Heisei es el ganador indiscutible, aunque la era Showa se beneficia de haber presentado, por vez primera, a los monstruos clásicos. La segunda serie se jacta de ser un reinicio bastante bien tratado, con un nuevo equipo creativo, efectos especiales bastante sólidos, y diseños que le atribuirían una mejor reputación a estos personajes, particularmente a Godzilla, siendo esta su imagen más reconocida e icónica, probablemente en consecuencia de la bendecida contribución de Noriyoshi Ohrai como el artista de los carteles promocionales, hasta ahora, los mejores dentro de cualquier serie de TOHO. Algunos puristas afirmarán que la era Showa es la mejor, en lo que respecta a Godzilla y su colección de rivales, pero sería sumamente sencillo dejarse llevar por la villanía y superioridad visual que la era de Heisei entrega, sobre todo si consideramos lo solida que esta segunda serie fue al mantener al Rey de los Monstruos como el villano invencible de la humanidad. Probablemente su mayor defecto fue nunca intentar la ambición que lograra la era Showa, sobre todo con entregas como ‘Destroy All Monsters’, en la que el atractivo era enteramente el ver a toda la colección de monstruos, reunida en un solo y épico filme, aunque para eso sirviera el final de la era “Millennium”. Debido a su estilo, y a lo simple que sus entregas se mantuvieron, probablemente esta sea la mejor era para recomendar a cualquier neófito. Así mismo, difícilmente alguna de las entregas cae en lo cien por ciento risible o absurdo, a diferencia de la primera serie, y mucha de la mitología que rodea a Godzilla constantemente se mantiene en renovación, por lo que jamás se pierde el interés. Una favorita (personalmente) y satisfactoria etapa para el monstruo más poderoso de todos.
- Jose Miguel Giovine