


Escucha éste artículo:
Violencia, gangsters, Robert De Niro e impresionantes soundtracks (generalmente usando alguna pista de The Rolling Stones) son los primeros aspectos en los que se piensa cuando alguien habla de Martin Scorsese. En efecto, estos elementos son algunos de los cuales conforman sus películas más conocidas, como Goodfellas, The Departed o, claro, Taxi Driver – que es, a su vez, una de las películas más emblemáticas del director y del mismo De Niro. Sin embargo, no es ninguno de estos el elemento más recurrente o básico en una cinta del reconocido director, sino la obsesión.
Si bien se suele asociar a Scorsese con películas violentas y de mafia, el director cuenta con una amplia gama cinematográfica con obras como Raging Bull, Hugo o The Wolf of Wall Street (sin mencionar cintas menos conocidas por el público en general, como Kundun, The King of Comedy o Age of Innocence) en las cuales carece de estos elementos, cuando menos en mayor medida que en las películas previamente mencionadas, pero que no pierden su sello característico – la obsesión.
Y si bien éste es un aspecto que puede (y amerita) analizarse a profundidad, en éste artículo quiero enfocarme en la obra en la que tal característica es más notoria. Es decir, Taxi Driver. Se podría argumentar claro que Raging Bull o The Wolf of Wall Street explora las obsesiones de sus respectivos protagonistas. Pero, personalmente (y no soy nadie para decir esto), considero que es Taxi Driver la película en que el aspecto de la obsesión es explorado a mayor detalle, en conjunto con el trastorno que ésta produce al personaje.
La diferencia recae en que mientras Bull o Wolf sitúa su trama de una forma más épica a través de varios años, Driver demuestra la rápida y profunda obsesión que Travis, su protagonista, experimenta en tan sólo un par de semanas y sus consecuencias. Desde luego, Travis, como un veterano de guerra, sufre ya algunos trastornos desde el inicio de la cinta, como lo es el no poder dormir – aspecto que lo hace iniciar a trabajar como taxista en las noches. Pero poco a poco, conforme va lidiando con la sociedad decadente de Nueva York en plenos años 70, comienza a sentir un profundo disgusto por la “suciedad” que llena la ciudad y le rodea. La forma en que Scorsese crea una atmósfera claustrofóbica en tomas cerradas que cortan de la mirada espectadora de Travis a las escenas que conforman la ciudad, como pandilleros, proxenetas y adolescentes prostitutas, hace comprender al espectador el disgusto… el repudio de Travis hacia el ambiente en el que se encuentra.
La primera mitad de la película encuentra entonces a Travis conociendo a Betsy, personaje interpretado por Cybill Shepherd, una voluntaria en la campaña del candidato presidencial Charles Palantine, y por quien Travis siente una gran admiración. Algo puro, diferente a la escoria con la que lidia cada noche. Sin embargo, fracasa en su intento de iniciar una relación con ella al llevarla a ver una película porno – luego de lo cual, Betsy no tiene ya ningún interés por Travis.
Sin Betsy, Travis se sumerge aún más en el agobio y el disgusto hacia la sociedad que le rodea. No hay nada puro. Llega conocer al mismo candidato Charles Palantine, a quien expresa su opinión de lo que sucede y su deseo de que alguien limpie la sociedad, pero no hay ningún efecto. No halla diferencia entre Palantine y los demás. Si Travis quiere enfrentar la suciedad, tiene que hacerlo solo.
En medio de esta idea, sus frecuentes encuentros casuales con Iris, una prostituta de 13 años le dan la idea de hacer algo que importe, de hacer un cambio real: Travis decide rescatar a Iris, quien en sí no está convencida de querer dejar esa vida. Así, luego de un fallido intento de atentado contra Palantine, Travis acude al lugar de Iris y enfrenta a quienes la tienen ahí, en una masacre clásica de Scorsese.
Al final, Iris vuelve a casa y Travis, luego de curarse de sus heridas, vuelve al trabajo y es considerado un héroe. Su estado mental, sin embargo, no se deja claro.
Es así entonces que Scorsese explora la forma en que una obsesión surge, evoluciona y se desenlaza. Travis está trastornado desde el inicio, pero son las condiciones con las que lidia cada noche, las que le hacen caer en su desesperación y en buscar hacerles frente. Como el personaje expresa: “aquí tienen a un hombre que no aguantó más” y de ésta forma, su obsesión por querer que se “limpie” la sociedad lo lleva a realizar algo extremo, de lo cual él mismo no espera sobrevivir y no le importa. Travis simplemente no soporta más la inmundicia social y hará lo que deba para confrontarle.
Así, es Taxi Driver la obra que define a Scorsese. No es la violencia, es la obsesión. Las razones y las consecuencias de la idea de su protagonista, el ambiente que la fomenta y el desinterés por lo que pueda suceder consigo a partir de la acción que éste se ha decidido realizar. Sin duda, el ejemplo perfecto de estudio de personaje… y de filmografía de Martin Scorsese.
Ésta reseña fue realizada por Jerzy P. Suchocki para Distopía, pueden seguir su instagram en el siguiente enlace: https://www.instagram.com/patringo26/
y adquirir sus libros desde su página de autor en Amazon: https://www.amazon.com.mx/kindle-dbs/entity/author/B07T7KD339