


Leonora Carrington llegó a España en 1939 con el objetivo de conseguir una vía de escape a la trágica historia de amor que vivió con Max Ernst y los estragos de la guerra, quien en su momento fue arrestado. En este lugar la artista comienza a mostrar signos de lo que ella después llamaría el ?síndrome de la guerra?. La huida, la guerra, la privación de la libertad de sus conocidos tuvo un impacto en su estabilidad emocional.
Se dice que su padre, un hombre acaudalado de Inglaterra, con la ayuda del cónsul británico y las autoridades españoles lograron ingresarla al hospital psiquiátrico ubicado en la ciudad de Santander.
Allí, Carrington sería sometida a tratamientos poco adecuados que a momentos lucían más como un método para mantenerla incapacitada y a merced de otros que para ayudarla a sobrepasar el trauma de la guerra.
Años más tarde, Carrington contaría su terrible experiencia en Santander y sus vivencias en el libro Memorias de abajo. Allí evidenciaría las inyecciones del cardiazol, que como la cita lo explica, fue un medicamento (pentametilentetrazol) que provocaba convulsiones y era utilizado como un tratamiento para la esquizofrenia, pues se creía que los ataques y periodos de crisis mejoraban el estado de los pacientes.
Su estadía en el psiquiátrico de Santander llegó a su fin tras seis meses. Cuando en un traslado hacia Lisboa, Carrington escapó de su cuidadora y señorita de compañía y buscó a Renato Leduc, afamado poeta mexicano que fungía como secretario de la embajada mexicana en Portugal.
Para poder conseguir un boleto de salida de Europa y lejos del control que su padre ejercía sobre ella al mantenerla medicada, Carrington y Leduc contraerían matrimonio. Aunque, cabe mencionar, que antes de ello, Carrington viajó a Nueva York, donde se reencontraría con algunos de los miembros del grupo surrealista como André Breton. Pasaría cerca de un año en dicha ciudad hasta que en 1941 emprendería el viaje a México. Allí, se divorciaría de Renato Leduc y se instalaría en el país por el resto de su vida, lejos de los horrores de los tratamientos psiquiátricos y el recuerdo de la guerra, y dedicada de lleno a su arte.